En la piel de la representación

Cuando uno se encuentra frente a la obra de Julio Pacheco Rivas ocurre una cadena de blandos y abismales traslados que desvanecen el espectro de lo que creemos percibido. Las imágenes y los planos de color se transportan en la mente del que mira al tiempo que se suspenden al otro lado de las posibilidades intrínsecas de la pintura. Son espacios en apariencia quiméricos, variaciones de un cotidiano no visto, fábulas de una idea que es ella en sí misma, paisaje que se duplica en las otredades de este suelo movedizo que pisamos al descuido, atontados por las ilusiones pasajeras del pasado, el presente y el futuro. ¿Dónde habrá empezado todo? Yo fui un niño-pintor. Mi primera colectiva fue a los 11 años con artistas como Zapata, Jaimes Sánchez y varios más. Era una muestra de pintura tachirense que hubo en la UCV y también había una exposición de pintura infantil. Yo supuestamente venía en esa, pero parece que se confundieron y me metieron con los grandes. En 1974 cuando tenía 14 años expuse solo, fue mi primera individual. Era pintura abstracta, cuenta Pacheco Rivas. --¿Eres autodidacta? --Sí. Me inicié por voluntad propia, luego configuré trabajos abstractos y en el año 72 comencé una serie de dibujos automáticos que abrieron las puertas a las hojas de papel. Esos fueron mis primeros trabajos, reflexiones en un espacio indefinido que se llamaban Lucubraciones y que funciona ban como una transcripción visual de las ideas, del fluir del pensamiento. Esta traducción del discurrir fue haciendo que poco a poco apareciera el espacio, el cual se dilataba desde ese núcleo de las ideas en secuencia. Un día desaparecieron por completo las hojas y se quedó solo el entorno, las progresiones, la representación, los objetos, los módulos. Los formatos en aquella época eran muy grandes. --¿Pero para el estudio de las perspectivas y la reconstrucción pictórica de esa filosofía también trabajaste por intuición? --Absolutamente. Aprendí con un libro de perspectiva que estudié a profundidad y así lo integré al trabajo porque me gustaba mucho. --Lo complejo es que cuando uno se enfrenta con tu obra tiene la idea de que todo es muy razonado, muy estudiado, incluso se pueden localizar ejercicios arquitectónicos. Cualquiera podría suponer que estudiaste esa carrera. --No, estudié Derecho hasta cuarto año. --También reconstruyes hábitats con una gran sonoridad.¿Hay alguna vinculación en ese sentido? --Puede ser. Pero es intuitiva. Trabajo con música y por supuesto la...

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