Pina

Es inevitable sentir un estremecimiento cuando algún allegado te dice imperativamente: Tie nes que ver esa película. Y tiemblas cuando te toma del brazo y remata: A ti te va a encantar esa película. Pero mis expectativas por ver Pina Âla película de Win Wenders sobre la célebre Phillipina Pina Bausch, cuerpo y alma del Tanztheater Wuppertal, excepcional estreno en la programación del Festival Internacional de Teatro de Caracas se alimentaban además de particulares emociones e intereses. Por la danza, por el cine, por la grata emoción que todavía me acompaña de la realización del cortometraje Relevé, homenaje a Degás hace veinticinco años con la joven compañía venezolana Danzahoy. Y ¿por qué no reconocerlo?  por el recuerdo maravilloso de los días de estudiante de cinematografía en París y el encuentro con la fabulosa e inicial trilogía de road movies de Win Wenders Ali cia en las ciudades, En el transcurso del tiempo y Falso movimiento, y la particular nostalgia de la adorable Natassja Kinski, de apenas 13 años de edad, en Falso mo vimiento y de su reencuentro en París-Texas. Por fortuna, contrariamente a lo que suele suceder cuando se confronta una obra con tantos sentimientos a flor de piel, Pina me encantó. Me conmovió sería lo más adecuado. Mucho tiempo tenía sin ver una película cuyas resonancias te muevan más allá de los créditos finales cuando se ilumina la sala obscura. Pina, de Win Wenders, es una película hecha desde el afecto, desde el profundo respeto y admiración por la obra de una gran artista, potenciado en este caso por la comprensión y dominio de la tecnología del 3D que logra un entorno psicológico excepcional para hacernos partícipes del homenaje que el cineasta hace a la bailarina. No me atrevo siquiera a intentar evocar la belleza de esos cuerpos desplazándose por el escenario o en las locaciones naturales de Wuppertal, donde Wenders nos muestra fragmentos de obras conocidas de Pina Bausch: Café Müller, Le Sacre du printemps, Vollmond y Kontakthof. La vitalidad y la fuerza de sus representaciones nos tocan emocionalmente, seducen, maravillan y, sin duda, indican un dominio técnico, disciplina y sensibilidad en total sintonía con los precep tos de la coreógrafa, bailarina y maestra del grupo. Win Wenders inició el proyecto junto a Pina Bausch, por quien siente el respeto y admiración que exuda la película. Desgraciadamente, la muerte sorprende a la...

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