Los planes imaginarios

Este largo y singular gobierno pasará a la historia como el gobierno de los grandes y fastuosos planes, como el gobierno de promesas de tanto calibre y desmesura como la consigna de "Un país fuerte, una economía fuerte, un bolívar fuerte". ¿Qué ha quedado de tanta fanfarria? Mire usted a su alrededor y busque su propia respuesta. Después de años de políticas revolucionarias de expropiaciones y de estatización forzadas, la economía es la más débil de todos los tiempos, y así andan el país y la moneda. La cuestión tiene explicaciones de distinta naturaleza, el estatismo llevado a los extremos no funciona ni en Venezuela ni en la Cochinchina.

Si el estatismo funcionara en alguna medida, Cuba y Corea del Norte serían paraísos envidiables. Todo lo gastan en aparatos militares y en la policía política que acalla las tristes quejas de la gente. En este sentido, el Gobierno de Venezuela también los emula. El presupuesto de 2012 multiplica los gastos militares y deja atrás los de salud y educación, por ejemplo. El presupuesto es un espejo. O mejor, una confesión. Además, el Gobierno con astucia fiscal calcula en 50 dólares el petróleo que vende a 100. El resto se diluye. Toma, como decían antes, las de Villadiego.

El Gobierno de los planes imaginarios ha llenado el mapa de elefantes rojos, como ya se dijo aquí. A las observaciones, más que críticas, nadie responde, y esto también es un dato de cómo estamos y hacia dónde vamos. Ni respuesta ni reacción.

Los señores ministros se han habituado a la indolencia, a la politiquería de aldea, a la "dolce vita", y ya no le hacen caso al jefe máximo. Nada los...

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