EL PODER Y LA CONCIENCIA

El poder manda fuera y la con ciencia dentro. Casi siempre viven en ten sión, pero cuando se alían son indetenibles y revolucionan todo. Cuando se enfrentan hay conflictos de grandes proporciones. Calderón de la Barca expresa con palabras de otros tiempos la insumisión de la conciencia ante el poder: "Al rey la hacienda y la vida se ha de dar, pero el honor es patrimonio del alma y el alma sólo es de Dios". Cuando se alza la conciencia, paradójicamente, tiene más poder que el poder mismo. Por eso éste busca ganarse las conciencias y se presenta ¬con verdad o con mentira¬ como poder "por la gracia de Dios". En los diversos imperios y po deres imperios japonés, azteca, inca; reyes católicos; jeques; sultanes y caciques..., los jefes son dioses, hijos de dioses o por voluntad de los dioses. El acatamiento va más suave con la legitimación divina en la conciencia de sus súbditos. Jesús dice a sus seguidores: "No sea así entre ustedes". Quien manda no lo debe hacer como dueño y tratar a los súbditos como si fueran esclavos o animales de granja. Él es el servidor. Servir o dominar, he ahí el dilema. Los cristianos desde el primer día reconocieron el poder de los gobernantes en el Imperio Romano, pero se negaron a adorarlos y ofrecerles incienso como a dioses. No era una voluntad de rebe lión sino una conciencia que impedía adorar a ídolos. También los modernos reinos ateos, como los de Stalin, Mao y Hitler, se legitiman "religiosamente" por la promesa de la plena felicidad y la fe en el hombre nuevo. El ideal para ellos es tener súbditos que, sin necesidad de obligarlos, les sigan incondicionalmente. En toda forma de gobierno hay unos que mandan y otros que obedecen. Esta diferencia y asimetría se convierte en un orden político deseado y querido en la medida en que los jefes sean servidores y haya más gente convencida de lo beneficioso de ese modo de gobernarse. Pero los gobernantes buscan también ser temidos por sus súbditos, además de amados. En las revoluciones políticas, irrumpen nuevas ideas y emociones que prenden en las conciencias y los ayer adorados gobernantes son vistos como la causa de todos los males, y su derrocamiento es considerado un servicio a la humanidad...

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