Poemas a Julio César Salas

Hay más de literatura de lo que se cree comúnmente en la consideración de la obra del etnógrafo, historiador y lingüista merideño Julio César Salas. Sus orígenes como escritor están signados por el artículo de cos tumbres y el relato de tradiciones. Su estilo lírico y poderoso. La insistencia en el diccionario es mucho más que un pormenor metodológico y se entiende filosofía científica; una forma de narrar el universo entre los horizontes y los límites del repertorio. En el archivo del sabio, en Mérida, se anota, bajo el número 235, un texto poético escrito en su memoria, titulado La mañana, por el presbítero Luis María Gil Chipía, en respuesta a otro similar compuesto por Salas en 1893 y de título La noche. También, destacan dos poemas que se le dedican. El primero, por el mismo Gil Chipía, una imitación del chino titulada ¡Entonces!, recogido en las páginas de Paz y trabajo, número 40, de 1908 habla de una nación utópica y feliz, sin violencia y con progreso, sin cárceles y con graneros repletos, con abundancia de panaderos y sin médicos y abogados, con fe y sin curia. El segundo, figura al frente de su tratado de teoría americana Los indios caribes 1920, escri to por el también etnógrafo Abelardo Gorrochotegui, autor del poema indianista Aramare. Lo ha titulado El caribe y sus últimos versos lo prestigian: pues tú revives la falange muerta,/ aunque abreves tu pena intraducible/ en el dejo cerril del Mare-mare. A esta estirpe pertenece otro poema que hacemos motivo de reflexión. Se trata de una fina pieza verbal escrita por Horacio Biord Castillo y aposentada en su Quaderno de Mérida Academia Vene zolana de la Lengua, 2011. Como manifiesto profundo de la gestión del...

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