Policías y bandidos

Cualquier ciudadano espera que los cuerpos de seguridad trabajen en la prevención y control del crimen. Pero en Venezuela esa expectativa se ha distorsionado dado que algunos policías se han convertido en vulgares delincuentes. Recientes estadísticas indican que 20% de los delitos son cometidos por funcionarios de los cuerpos de seguridad del Estado.

La sociedad debería activar sus mecanismos de alarma cuando se encuentra ante una realidad como esta. Hoy se ve como funcionarios de la Policía Metropolitana son los principales protagonistas de los delitos reseñados en la prensa.

Más de uno piensa que están aprovechándose de sus últimos días como uniformados y, frente a la incertidumbre de su destino luego de que desaparezca este cuerpo, proceden a acumular cierto dinerillo como seguro de desempleo. En verdad, aunque muchos delinquen, otros más honestos quedan económicamente en la calle y desamparados por el Estado.

La auténtica pregunta que debería formularse la sociedad es por qué aquellos individuos que son entrenados y pagados por el Estado para una función, se han convertido en los mismos protagonistas de los delitos que deberían combatir.

Lo cierto es que el bienestar del policía está hoy en día amenazado de manera significativa por las políticas centralistas del chavismo, que buscan homogenizar en su provecho las estructuras tradicionales que siempre han regido los cuerpos policiales.

Nadie discute la necesidad de transformación de los cuerpos de seguridad ciudadana en instituciones mejor estructuradas y con mejores controles sobre sus funcionarios, pero se percibe que estos procesos desmejoran, más allá del...

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