La política, animal feroz

La opacidad que hemos vivido en nuestra abruma-dora política al parecer nos ha obligado a tratar de aclararnos el enigma de su práctica. Son cada vez más recurrentes los artículos sobre la cuestión.Oscurana que se pregunta ansiosamente, ¡estamos hastiados, vomitamos política!, cómo no hemos podido salir de esta basura de gobierno, sobre todo después de que somos flagrante mayoría. Alguna vez tratamos de interrogar sobre ese presente a la historia que, por supuesto, no podía contestar. Por ahí tocamos la tecla de la psicología social, o buscamos imaginarias identidades y fantasmas parecidos, no menos mudos al respecto. La economía siempre está ahí, reinando, pero seguramente estamos, al menos inconscientemente, claros en que primero hay que abrir los caminos políticos, porque no se les puede pedir a los destructores del país que construyan un porvenir venturoso. Parece entonces mucho más pertinente la pregunta por los meandros de la política; además, sobre todo ahora que nos damos cuenta de que no podemos evadirla, como solían hacer los reaccionarios cualunquistas y las almas seráficas cuando el agua no nos llegaba al cuello. Aunque, por supuesto, perduran siempre los denigradores de toda acción, apoltronados, bocones y dañinos, consustanciales al quehacer político.Decía Merleau-Ponty, para recordar un pensar que me parece harto lúcido y que algo puede decirnos aun en sus distancias, que lo político siempre se mueve en una muy frágil zona entre el cinismo y el oportunismo. Cínicos son aquellos que pretenden refugiarse en las edificaciones meramente teóricas y éticas, no acercarse a la necesaria ambigüedad de la realidad, contaminada y contaminante, inasible en su complejidad, terca y sucia, pero al fin y al cabo lo único que cuenta, y hay que encontrar las maneras de domeñarla. Hasta Trotsky habría caído durante mucho tiempo en ese vacío, incapaz de rehacer el marxismo para pensar la criminalidad victoriosa de Stalin, tener un plan alternativo y realista para la URSS. Oportunista era el Padre de los pueblos que no reparaba en ningún mandato moral para obtener a cualquier precio sus inmediatistas ganancias, así fuera con el costo de asesinar a millones de compatriotas, dañar las posibilidades...

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