¡Que se ponga!

El mundo observa asustado e impotente el avance de políticos que lle van a sus países hacia el abismo Gabriela Cañas, En busca de los antídotos contra los Maduro El País, 27/07/2017 No sé si hoy sucumbirá el proyecto de nación que, desde 1830, a pesar del caudillis mo, las dictaduras y la abominable distorsión bolivariana del castro chavismo, nos permitía alardear de República; tampoco puedo aseverar que, en virtud de un milagroso relámpago de sensatez que ilumine a los operadores políticos del régimen dictatorial o el súbito recule del Chino de Birán que, a los 86 años, podría maliciar que apuesta demasiado en un lance de altísimo riesgo para Cuba, la parodia comicial pautada para hoy 30 de julio, que de llevarse a cabo haría de esta fecha una deplorable y atroz efeméride, a consignarse en los anales de la ignominia, será postergada o suspendida.Y es que armo esta colcha de retazos en mitad del paro general que, no obstante el temor a sanciones y cierre de locales, la obsecuencia de los mercaderes yihadistas de El Aissami, ¡cui dado con una vaina, Alí Babá!, el chantaje a quienes las misiones echan de comer, ¡si no vienes te vas y adiós CLAP!, y los esquiroles y lambucios que, a cambio de caña y mondongo, bachaquean su presencia y tiempo libre para posar donde haga falta relleno fotográfico, paralizó nuevamente al país y precedió a una manifestación que, ayuno de proyecciones y con una mochila de esperanzas a cuestas, me atreví a vaticinar, sería y ha debido ser de órdago.Probablemente sea temeridad ejercer de futurólogo. Por eso, me tentó la idea, no tan original como eficaz, de que esta columna se redujese a un manchón negro en la web, a modo de luctuoso conjuro ante un eventual olvido de los muertos Destrui mos al otro cuando somos incapaces de imaginarlo, escribió Carlos Fuentes, muertos que deben engrosar el expediente de agravios del terrorismo rojo y verde oliva, y anotarse en las cuentas por cobrar a Maduro.También consideré dejar constancia de mi solidaridad con la resistencia, publicando en la edición impresa de este diario un recuadro con apenas tres palabras: Estuve en huelga.Pensar en esa nada me produjo vértigo. Y náuseas. Estaba convencido de que escribía bajo los efectos secundarios de un espirituoso de bajo costo y dudosa procedencia que había probado con intención de sumarlo a los suministros indispensables para burlar una ley seca que la consulta popular del 16 de julio demostró innecesaria, tanto o más que el...

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