Postales apocalípticas

Estamos a mediados de los años noventa. Todos los géneros artísticos han sido bom bardeados por las efusiones de la postmodernidad, el desencanto, la transgresión y los inicios fervientes de la era global. Por aquellos tiempos era quizás Jean Baudrillard uno de los teóricos que mayor efusividad despertaba en las reflexiones de muchos creadores, y sus textos serían retomados para evidenciar un fin de siglo confundido por las emanaciones de su cultura y por procesos ficcionales que eran tan sólo la generación de modelos de un algo sin origen, a partir de la reproducción ilimitada de su propia estructura autorreferencial, desvaneciendo con este mecanismo los conceptos tradicionales de la representación, el imaginario y las apariencias del ser. Lo único que para Baudrillard podía sobrevivir era el imperio generador de simulacros que intentaba hacer coincidir lo real con sus modelos de simulación, matrices por encargo reproducidas un número indefinido de veces, clonación instalada en un hiperespacio sin atmósferas. El simulacro, al perder su contacto y al tratar de fingir que se remite a algo que en esencia no existe, a lo que en realidad se refiere es a la ausencia absoluta. El trabajo visual de Luis Mo lina-Pantin siempre ha estado de algún modo embestido por el estudio de estas deserciones. La fotografía ha sido su herramienta principal de acción, pero discernida por la frialdad de imágenes que reconstruyen sitios y lugares de donde ha desaparecido la presencia humana y donde la reproducción de la reproducción tiene un papel preponderante, trabajando con diseños basados en diseños, fotografías de fotografías y escalas construidas a escala. En aquel momento estas inquietudes sobre el vacío referencial eran exploradas a través de su serie Postales apocalípti cas, producto de una residen cia de artista que hizo en la ciudad de París y que presentó en el VIII Premio Mendoza, de 1996. El conjunto estaba compuesto por ocho piezas que respondían a una estrategia de ready-made con la que registró los convulsos escenarios de una reconstrucción grandi locuente y masiva de paisajes conocidos, los cuales virados y trastocados con violencia, propiciaban una relación directa con las publicitadas atmósferas de un fin de siglo que ya turbaba multitudes. Ese mismo año serían publi cadas en su libro III Series. Past, Present y Future, presentado por Editorial Arte. En el texto, escrito por Jhon K. Grande, es tas fotografías constituían un inquietante paradigma...

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