Presencia de la prima ballerina

La reciente celebración de los 90 años de edad de Alicia Alonso, que se festejaron más allá de las fronteras de Cuba con un año entero de actividades, acrecienta su leyenda. La aclamada intérprete, partícipe en los esforza dos tiempos iniciales del ballet estadounidense, ámbito donde desarrolló su trayectoria estelar, y forjadora, junto con los hermanos Fernando y Alberto Alonso, de una obra cultural que no tiene equivalente dentro del contexto latinoamericano, como lo es el ballet cubano, arribó a una dimensión histórica, tanto por su elevada ejecutoria artística como por los alcances de su largo y aguerrido liderazgo. El aniversario en referencia permite indagar en las vinculaciones de Alicia Alonso con el ballet venezolano, que datan desde los inicios de su profesionalización, hacia finales de los años cuarenta del siglo XX, y se extienden, con intervalos y altibajos, hasta hoy. Se trata de una relación signada por estrategias de colaboración, en la que el factor político ha sido interviniente y decisivo. El debut en Venezuela de Alicia Alonso junto con su compañía ocurrió el 12 de noviembre de 1948 en el Teatro Municipal de Caracas. La temporada anunciaba la representación de las obras Giselle y Pedro y el lobo y la misma se vio alte rada por los sucesos del derrocamiento del presidente Rómulo Gallegos. A partir de allí, Alonso mantuvo el contacto hasta principios de los años sesenta. Nena Coronil, Vicente Nebreda e Irma y Margot Contreras resulta ron personajes importantes en el afianzamiento de este vínculo. Los bailarines venezolanos de la época siguieron muy de cerca las presentaciones de Alonso en distintas ciudades del país. Algunos de ellos se unieron al Ballet Alicia...

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