Los presos políticos

Son diversos los asuntos que están ahora en la escena política. Tantos que podría decirse que los árboles no dejan ver el bosque. Unos cuantos han sido lanzados con este propósito, con el de distraer, que la gente pierda su tiempo discutiendo sobre "el proceso constituyente", por ejemplo. No cabe duda de que los "cerebros" de la revolución bolivariana son fecundos en esta clase de estratagemas, y el éxito los ha acompañado en más de una ocasión. Con tal experiencia, no se han detenido en repetir las gastadas argucias. Los fabuladores tienen éxito en el sentido de poner a las gentes a elucubrar sobre sus fantasías, mientras olvidan lo sustancial del desafío que tienen planteado. Es obvio que el Gobierno quisiera reformar la Constitución para resolver problemas que ellos desearían hacerlo sin consultar al país. Pero, esto no está al alcance de la mano. Son poderosos, sin duda, pero no todopoderosos, y les llegará el momento de reconocerlo. Por eso es un error darle tanta beligerancia a esta ambigüedad del "proceso constituyente". Esta es una banalidad como tantas otras que han echado a correr en otras ocasiones, como el "parlamentarismo de calle". No hay tal, no se puede suplantar la Asamblea Nacional por los mítines de esquina. Quien sí ha erosionado al Poder Legislativo, y con su complicidad, es el Presidente de la República con sus facultades de legislador. Entre los diversos asuntos que ocupan la atención de los venezolanos pocos tienen la jerarquía de los presos políticos. El país no quiere que aquí haya presos políticos. Son un pésimo signo y una...

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