Dos presos políticos quiebran muros con la locura y el teatro

Cada domingo construyen un túnel intangible para no sentirse solos, para imaginar que están libres. A escondidas, dos prisioneros se convierten en Sancho Panza y Don Quijote. Así atraviesan los muros que los retienen, viajan a remotas islas, seducen a inexistentes doncellas, critican la política, a los políticos, la gordura. Teorizan sobre la cotidianidad y escapan mentalmente de la cárcel, mientras sus esbirros no se percaten. En la escena no hay más ele mentos que tres mesas cuadradas y dos sillas rodantes que les permiten a los actores moverse por toda la superficie y llevar a cabo su misión: la libertad profunda. Los personajes de La razón blindada, escrita y dirigida por el argentino Arístides Vargas, van vestidos con chaquetas grises, pantalones oscuros, tirantes y corbatilla, y zapatos de trenza, pero son prisioneros. De cuando en cuando, una manta rota, una olla y tiras de pas ta cruda se convierten en sus escudos y uniformes para iniciar las aventuras. La pieza, que se estrenó ayer y se presentará hasta el jueves, es escenificada por la agrupación ecuatoriana Malayerba y está basada en los textos Don Quijote, de Miguel de Cervan tes, y La verdadera historia de Sancho 0Panza, de Franz Ka fka, además de testimonios de Chicho Vargas y otros presos políticos que fueron llevados a la cárcel de Rawson, en la Patagonia argentina, durante la dictadura de los años...

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