Primarias y autoritarismo

Alo largo de todo el domingo 12, mientras se realizaban las elecciones primarias para escoger el candidato único de la unidad, mucha gente se preguntaba por qué la cúpula gubernamental había estado tan respetuosa con el proceso, el jefe único no había ordenado largas cadenas y los grupos de motorizados camisas rojas entrenados en el uso de la violencia no habían salido a hostigar a los electores de oposición. Es cierto que en los meses previos los voceros oficiales desataron una despectiva campaña de rumores para intentar degradar el proceso, pero también lo es que al final en apego a la ley el Gobierno permitió que el Consejo Nacional Electoral pusiera sus equipos al servicio de las primarias, y les confirió así mayor legitimidad. No hay duda de que, bien conducidas, estas medidas hubiesen contribuido a mejorar la maltratada imagen internacional del régimen bolivariano. Porque mirado con un mínimo de objetividad, el hecho de que los partidos opositores estén activos y, además, hagan unas elecciones arbitradas por el Poder Electoral, puede ser interpretado por un observador imparcial como la evidencia de que en Venezuela hay democracia plena. Las dictaduras, podría argumentar el observador, proscriben los partidos opositores y, que se sepa, ningún dictador Pinochet, Castro o Pérez Jiménez ha permitido jamás una consulta electoral de las fuerzas opositoras. Pero todo lo que el régimen había avanzado por esos días comenzó a hacerse trizas el día martes 14 cuando el Tribunal Supremo de Justicia ordenó a la unidad democrática revertir su decisión de destruir los cuadernos de votación para que el Gobierno no se enterara de quiénes habían participado en las elecciones primarias; la policía de Aragua intentó incautar los cuadernos por la fuerza y hacer preso al presidente de la Junta Electoral local, y al día siguiente brigadas armadas oficialistas atacaron a tiros la sede de la Universi dad Central de Venezuela en Maracay para acallar las protestas que allí ocurrían. Gracias a estos hechos pode mos explicarle al observador imparcial que lo que él desconoce es que el régimen instalado en...

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