Primer plano de tobillo

Al principio era la ausencia. Pero las lluvias, que son un fenómeno natural, se convirtieron en catástrofe cernida sobre unas comunidades que han debido improvisar sus viviendas, sobre poblaciones libradas por más de una década al abandono y la falta de planificación, sobre vías fracturadas por falta de mantenimiento, sobre puentes y represas castigados por carencia de servicios indispensables para su normal funcionamiento... en fin, sobre un país que ha presenciado el desvío de enormes cantidades de recursos hacia otros países, hacia partidos políticos extranjeros y hacia los bolsillos de los hermanos en sentido literal y figurado de Chávez. La creciente pobreza de Ve nezuela, así como la opacidad de las prácticas gubernamentales, han multiplicado la vulnerabilidad del país ante un evento natural que, con un gobierno responsable, previsivo y probo, no habría derivado en esta calamidad cuyas consecuencias padeceremos hasta mucho después de que los ineptos que la propiciaron hayan sido desalojados del poder. Como esas piedras que relucen bajo el chorro de una gárgola, los aguaceros han revelado un país frágil, recorrido por una infraestructura quebradiza, montado en una institucionalidad lerda, inoperante, corrupta, concentrada en sus tejemanejes y distraída del deterioro que, sin pausa, va corroyendo todo. Mientras el vendaval azota ba el territorio, agrietaba millares de humildes viviendas que en 12 años no han encontrado redención ni cemento y anegaba los caminos incomunicando pueblos, el gran líder repulía sus botas de comandante presidente. Hasta que un día el espejo le mostró la estampa de un gobernador, joven y atlético, vadeando la tempestad con el barrial al pecho. Mandó ensillar su helicóptero y ordenó al piloto que lo condujera a la zona de desastre... específicamente, aquélla donde acababa de sufrir un revés electoral. Marchó al Zulia, a La Guajira. No iría solo. Viajaban con él los documentalistas que lo siguen para filmar su epopeya. En realidad, para inventarla: en la cadena del lunes 6 resaltaba el primerísimo primer plano de los pies de Chávez al entrar en el agua hasta los tobillos. Un efecto calculado. Bien marcado en el guión. A eso fueron, a poner a la pobre gente, llorosa...

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