El problema no es el pan, el problema es que no nos escuchan

En la puerta de la panadería Torbes uno de sus trabajadores le indica a la cola de per sonas, que ocupa la cuadra del frente, que vayan pasando de cinco en cinco.Con dinero en efectivo en ma no, los compradores entran, recogen la bolsa con cuatro canillas y pagan los 250 bolívares que cuesta. Pero sin falta, antes de salir se detienen ante el mostrador y preguntan si no va a salir en algún momento del día el pan aliñado o el camaleón, dos clásicos que hicieron famosa a esta tradicional panadería que lleva 68 años horneando el mejor pan dulce andino de Caracas. Los trabajadores se encogen de hombros y dicen que no, y señalan el cartel con los precios de los tres tipos de panes que están obligados a vender a partir de la medida de intervención de la Superintendencia de Precios Justos en varias panaderías de la ciudad.Detrás de los mostradores va cíos, los mismos de madera de cedro que fueron construidos en 1949, los empleados despachan con precisión mecánica la bolsa previamente armada con las cuatro canillas que suman 180 gramos de pan. Abrieron a las 6:40 am, pero son las 11:00 de la mañana y ya no queda pan francés, la bolsita de 80 gramos que cuesta 130 bolívares. El único lote de pan dulce aliñado que salió a primera hora duró 40 minutos.Un trabajador de la Sundde observa silencioso toda la faena desde una esquina del mostrador. No está autorizado a declararle a la prensa y no puede precisar si se trata de una medida temporal, cuánto tiempo puede durar o cuándo podría regularizarse.El encargado de la Torbes, Alfredo Graffe, explica lo que le informaron hace tres semanas en una reunión que se hizo en el Teatro Principal convocada por la Sundee con los panaderos de la zona central Santa Rosalía, Santa Teresa y San Juan: 90% de la harina que reciben debe destinarse para hacer pan salado y con el resto pueden hacer pan dulce, una proporción totalmente inversa a la producción habitual de esta panadería.El problema no es el pan; el problema es que no nos escuchan. Nosotros siempre hemos hecho pan salado, pero nadie viene para acá a comprar canilla. La gente llega de todas partes de Caracas, pero a comprar su pancito dulce, dice Graffe.En las paredes del histórico establecimiento los recortes de prensa y reseñas de revistas gastronómicas reivindican su pasado: La mejor panadería andina de Caracas; un pedacito del Táchira en la capital; Caracas tiene sabor a tradición de los Andes, una identidad tan indiscutible que el establecimiento ni...

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