La producción se triplicó gracias a la Ley del Cine

Hugo Chávez fue un presidente cinematográfico. Se codeó con el ala más izquierdista de Hollywood: Sean Penn, Oliver Stone, Tim Robbins o Danny Glover. En el programa Aló, Presidente se refirió con frecuencia a sus trasnochos de videos caseros, durante su gestión se estrenó la Cinecittà venezolana, la Villa del Cine, y se presentó una función a todo dar en el Teatro Teresa Carreño de la simbólica Zamora 2009 del director Román Chalbaud. La enumeración parece marcada por un profundo sello ideológico, aunque toda gestión política es una historia de sombras y luces. Y si hubo un sector cultural con claroscuros entre 1999 y 2013 fue el séptimo arte.Al lado de Sean Penn o Ro mán Chalbaud, aparece un rostro de más bajo perfil pero clave en la gestión cinematográfica del chavismo: Juan Carlos Lossada, presidente en tres períodos distintos, a partir de 2003, del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, extraña institución dentro de la administración pública porque ha sobrevivido con su nombre intacto a pesar de que se creó en 1994. Pero no sólo por eso. No podemos ser mezquinos, más allá de la posición política que tengamos, y en el caso del CNAC las cosas se han hecho bien. Afortunadamente es un instituto que depende del Estado pero se maneja con mucha participación del sector privado y los gremios cinematográficos. Para mí, es una rareza dentro del Gobierno, concluye Alejandro Bellame, director de El rumor de las pie dras 2011 y ex presidente de la Asociación Nacional de Autores Cinematográficos.El CNAC dirigido por Los sada es un ejemplo que deberían tener en cuenta muchas instituciones del Estado, debido a la dinámica que allí se ha generado entre el sector público y el privado, que se han encontrado con todas sus contradicciones inherentes, defiende Carlos Azpúrua, el realizador de la famosa Ama neció de golpe 1998. A pesar de que el proceso revolucionario ha tendido a eliminar los institutos autónomos, con el CNAC siempre se entendió y se respetó la diversidad que caracteriza al sector cinematográfico. Un negocio, hay que decirlo, profundamente perverso, debido al desequilibrio que ocasiona la producción de Hollywood, aunque ese es otro tema. Le preguntaría a cualquier cineasta de la oposición si se le han cercenado sus libertades en los temas de las películas que han introducido ante el CNAC, agrega.Falsificación de la verdad. No todo ha sido rosa. En 1998, la Venezuelan Film Commission, iniciativa del CNAC de la cuarta república para...

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