De progresista a reaccionario

Los infortunados eventos de terrorismo en París me sacudieron dos veces. La primera, por ellos mismos, por su absoluta sinrazón, y la segunda, por comentarios en la prensa y en las redes que pretendían disminuir la gravedad de los hechos con explicaciones justificativas. Recordé el tiempo en el que yo era tan progresista como hoy esos comentaristas.Me parecía abominable la dis criminación por raza, nación, género u orientación sexual. El derecho individual estaba, para mí, por encima de cualquier interés, aunque fuera colectivo. A pesar de que nunca me afi lié a un partido político, me identifi qué con las aspiraciones socialistas de la época y con los países que parecían haberlas adoptado.Con el tiempo, hubo tropie zos. Los primeros fueron con esos países. Hubo que `tragar sapos’, pero fi nalmente resultó imposible creer que todos los científi cos e intelectuales pre sos y en manicomios realmente eran criminales o estaban locos, que las denuncias de los gulags eran un complot, que los perseguidos por homosexualidad eran criminales.Luego llegó el posmodernis mo de izquierda, con su relativismo moral. Así...

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