La promesa de una nueva Venezuela se paseó entre cifras y sentimientos

La antesala al debate entre los precandidatos a la Presidencia se caracterizó por dificultades en la entrada. Un importante grupo de estudiantes protestó afuera del Aula Magna de la Universidad Católica Andrés Bello porque no se les permitió entrar. La razón, de acuerdo con los universitarios organizadores, fue el limitado espacio del recinto. Mientras los representantes del movimiento estudiantil esperaban por la señal en vivo para iniciar el intercambio de ideas, un joven gritó: Cristofer, tienes a 150 estudiantes afuera, gracias por dejarlos ahí. Cristofer Correia, consejero universitario de la UCAB, fue uno de los organizadores. La actividad se caracterizó por un fuerte control, antes y durante el debate, que generó protestas, pero también permitió que el intercambio de ideas durara el tiempo calculado. Esta organización dejó poco espacio a las improvisaciones. Sólo Henrique Capriles Radonski se permitió salir y probar su micrófono antes del debate, lo que hizo que parte de los presentes gritaran: Se ve, se siente, Capriles presidente. El debate, como se había acordado, no estipuló el intercambió de ideas directo entre los precandidatos ni que se hicieran preguntas entre ellos. Sólo conversaban entre sí cuando se detenía la transmisión por los comerciales. En esos momentos se podía ver a Capriles y Pérez abrazándose y a Arria diciéndole alguna broma a López en el oído. Los aplausos luego de cada respuesta estaban prohibidos, de forma que no se determinaran preferencias por alguna opción. Pero en ocasiones las respuestas rompían el protocolo: Capriles, Machado y Pérez lideraron en cuanto a aplausos espontáneos, pero el público estalló cuando Arria prometió...

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