Provocaciones, mentiras y amenazas

Salvador Dalí sabía muy bien cómo irritar al público y se vanagloriaba de ello; experto en la materia, se dio el lujo de declarar que se creía mejor escritor que pintor, no por el estilo o la sintaxis de sus escritos, sino por afirmaciones como esta: el que quiere interesar a los demás tiene que provocarlos. Muy escasas son las probabilidades de que Diosdado Cabello haya tenido noticias del surrealista catalán; menores aún las posibilidades de que haya leído sus elucubraciones, pero hay que reconocer que se trata de un sujeto versado en provocaciones como certifica el que se haya apropiado de un espacio, en el canal que está supuesto a ser de todos los venezolanos, para llenar el escatológico vacío dejado por Mario Silva y excretar ofensas y amenazas contra todo aquél que, por oponerse al proyecto totalitario, no tiene cabida en su peculiar concepción del mundo.De acuerdo a esa singular weltanschauung como decían pedantemente, en los ya lejanos años 60, los intelectuales de esa izquierda que llegó al poder, sin proponérselo ni merecerlo, cuando ya su cosmovisión no valía medio, pues quedó enterrada bajo los escombros del muro de Berlín quienes no estén alineados al infantilismo bolivariano de Chávez son enemigos del pueblo y deben ser tratados como despreciables y apestosos seres indignos de la ciudadanía y de la nacionalidad. Por ello, los desmanes de ese capitanejo que, porque le sale de las gónadas, o de donde sea que estime radica su auto proclamada hombría, hace rodar las cabezas de oficiales que le superan en jerarquía, no deben despacharse como fanfarronadas, sino como deliberados desafíos a una oposición a la cual el post chavismo extremista busca confrontar por medios violentos con la esperanza de adornar con épicos laureles las cobardes emboscadas como las que, premeditadas con criminal cálculo, fueron perpetradas el pasado día de la juventud y que ensangrentaron las calles de Caracas y otras ciudades del país.Las provocaciones son apenas un aspecto de sus sanguinarios designios, a ellas se debe adicionar el metódico mentir que ha posicionado a Maduro quien difícilmente superaría el test MMPI Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota que mide el grado de menti ra subyacente en el discurso del individuo y de cuya existencia me enteré gracias a un thriller como un político mendaz e inescrupuloso, uno de los más embusteros que haya tenido nuestra nación, como quedó palmariamente demostrado con su falsos partes durante la...

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