Proyecto Florida, la vida dura de unos niños a espaldas de Disney

El esplendor tiene sus fronteras. En Proyecto Florida se ve claramente que hay un territorio del que no se habla. Nos referimos al estado de Florida, que también cuenta con lugares que no son atractivos, adonde no llegan los encantos del ratón Mickey.El director Sean Baker no muestra el lado entusiasta del negocio. No hay interés en exhibir lo sabido y manido. Disneyworld es un lugar próximo al hotel donde se desarrolla la historia de la película, pero la llamada magia no es común en la zona. Ni en Scarface de Brian De Palma vemos una ciudad tan triste, como si hubiera quedado estancada al intentar recobrar el sentido de la vida.En el largometraje, Moonee Brooklynn Prince es una niña que vive con su madre, Halley Bria Vinaite, una mujer venida a menos, cuyas decisiones en la vida la han llevado a la línea más cercana al precipicio.Mantiene el equilibrio precisamente por la pequeña, aunque a veces sus intentos de supervivencia tambaleen y expongan a su hija.Moonee ha aprendido a so brevivir. Son las vacaciones de verano y junto con sus amigos merodean por las calles mientras sus madres se defienden, como pueden, de una vida exigente. Son mamás solteras, padres ausentes o intermitentes con prontuarios que se sospechan, pero no se confirman.Porque el director no busca juzgar, aunque en el tercer acto haya un manifiesto a favor de cortar lazos y buscar mejores derroteros desde el comienzo y lo que todavía queda de inocencia: la felicidad prometida.En Proyecto Florida todo pa rece de segunda mano...

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