Con la punta de los dedos

Visto con cierta distancia, todo el manejo oficial de la visita de Felipe González al país resultó francamente pueril. Por no decir descaradamente culillúo e infantil. No puede ser que una revolución que se autopromociona con tanta pompa guerrillera, con tanto tono de combate y con tanta amenaza de lucha frontal, termine volviéndose agüita, insulto ladeado, descalificación trapera y silencio, ante la presencia de una figura política internacional.Porque, para bien o para mal, el expresidente español sigue siendo una referencia en el planeta. Y a estas alturas luce un poco absurdo que el socialismo del siglo XXI declare persona non grata a un líder del socialismo mundial.La jugada es un error. Más que definir a González, define al gobierno.El desproporcionado esfuerzo oficial por desacreditar a cualquier probable adversario ha adquirido, en esta ocasión, una dimensión ridícula. Que todos los altos funcionarios se hayan dedicado a confrontar la visita, que varias instituciones supuestamente imparciales y de servicio público hayan participado en la campaña, que hasta el Tribunal Supremo de Justicia se haya pronunciado en contra del exmandatario español... no es una victoria. Por el contrario, ofrece un retrato de una élite patética, sin dirección política clara, cuya única alternativa parece ser siempre la misma: improvisar una guerra.El oficialismo no ha comprendido que la satanización no es un recurso infinito. Los métodos también envejecen. Se gastan. El auditorio no puede ver eternamente el mismo procedimiento narrativo y seguir sorprendiéndose como si estuviera ante una fabulosa novedad.La fábrica bolivariana de pasados tenebrosos se está agotando. De manera instantánea, los hijos de Chávez nos demostraron que Chávez fue un tonto o un cínico, que jamás se dio cuenta de que Felipe González era un canalla, terrorista, mafioso, corrupto, pro franquista, asesino... o que, aun sabiendo todo eso, no le importó y lo invitó al Palacio de Miraflores. ¿De qué pudo conversar durante más de cinco horas con ese monstruo? Es una reacción muy simple. Ahora resulta que, re pentinamente, acaban de descubrir un cofre secreto que contiene un expediente...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR