Quiero hacer música bajo cualquier pretexto

Cuando tenía 18 años de edad, Leandro Fresco dejó un cassette con remixes en el estudio de Daniel Melero, pilar de la música electrónica en Argentina con quien Gustavo Cerati realizó el álbum Colores santos en 1992. El contacto generó la posibilidad de grabar Cápsula 1996, que rápidamente ubicó al joven en la movida underground bonaerense. Fresco cuenta su historia en el Café Arábica de Los Palos Grandes. Luce la segunda camiseta de la selección de fútbol de su país; no la famosa albiceleste, sino la azul marino. Allí repasa los inicios, recuerda cómo se conectó con el movimiento electrónico europeo y menciona algunos momentos bisagra de su carrera. La llamada telefónica que hizo Melero a su casa es uno. El otro ocurrió cuando, tras un recital gratuito y experimental que dio en el Centro Cultural General San Martín de Buenos Aires para 40 personas, Cerati lo abordó para decirle: Me gusta lo que hacés. Gustavo es muy curioso. Yo me preguntaba: `¿Qué hace este tipo acá?, recuerda Fresco. Se aproximó como si no su piera quién era. Eso fue lo más increíble. Y yo tenía todos sus discos y lo había visto en un montón de shows. Sin saberlo, el músico estaba cerca de subir a un barco gigante y aventurero que cambiaría su vida. En el año 2000, cuando Cerati pasó unas vacaciones con su esposa e hijos en la Patagonia Âdonde vive la familia de Fresco se juntaron a trabajar sin presión. Parte de ese material inspiró la banda sonora de la película + bien de Eduardo Capilla, el primer proyecto que el líder de Soda Stereo y su...

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