Quisiera ser un genio para divorciarme

La genialidad es como la fama, mientras más la buscas, menos la consigues.Leonardo Padrón... perdón, él no, quise decir, Leonardo Da Vinci, nació genio. Es increíble que inventara cuánta cosa imposible podamos pensar. Y ¿quién le enseñó? Nadie. Él nació así.Yo no me imagino enamora do de una genio como madame Marie Curie, ganadora del Premio Nobel de Física en 1903 y de Química en 1911.--Marie, mi amor. Hazme una arepita.--Claudio diría Marie mien tras escribe en una pizarra arepa al cuadrado por mantequilla sobre diablito elevado a la potencia de queso dividido entre el café, uno para ti y otro para mí, da igual a... ¡Nooo, mi amorrrr! ¡Prepara tu vaina que yo estoy ocupada! Pero dejemos a Marie Curie y hablemos de Albert Einstein, quien casose con Mileva Maric, una brillante colega matemática, bastante feíta por cierto, de quien se dice lo ayudó a elaborar su famosa ecuación que nadie entiende: E = m.c2.Einstein, obstinado de su ma trimonio, le propuso a su esposa un divorcio con cláusulas más brillantes que su incomprensible fórmula. Leamos esa maravilla: Deberás asegurarte de man tener mi ropa y la del hogar en buen estado. De servirme tres comidas en mi habitación. De mantener mi dormitorio y el estudio limpios, y debe quedar claro que mi mesa de trabajo es para mi uso exclusivo.Renunciarás a cualquier tipo de relación personal conmigo en la medida en...

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