¿ Quo vadis Francisco?

Adónde vas Francisco y a qué? El Papa camina dando señales elocuentes. Va a Roma para hacer que Jesús sea más visible en el gobierno de la Iglesia católica, en sus signos y en su modo de actuar. La aspiración es muy elevada: que el Vaticano sea signo trascendente de Jesús, encarnación del amor gratuito de Dios; del Jesús que no vino a condenar sino a sanar, que entró en la casa del ladrón Zaqueo sin reproche, llevando el perdón, la conversión y la vida nueva; que rechazó el apedreamiento hipócrita de la adúltera y le dio la mano para que se levantara; que pidió agua a la samaritana, que no era creyente judía, ni de vida correcta; que tocó a leprosos y enfermos y los curó incluso en sábado.La Iglesia es de carne y hueso y de condición frágil y pecadora; sin caer en angelismos necesita estructuras para gobernar una muchedumbre humana de 1.300.000.000 católicos de todas las razas, pueblos y culturas y lograr su unidad de espíritu en la pluralidad. Lo inaceptable es que el rostro más llamativo del Vaticano sean las túnicas y símbolos del pagano Imperio romano, el poder impositivo de la cristiandad carolingia o las intrigas y corruptelas palaciegas de una corte renacentista. El Papa insiste en que no quiere príncipes de fachada, sino el pueblo de Dios, hombres y mujeres tocados del amor de un Dios que se hace visible en los múltiples rostros que viven con alegría y esperanza, que consuelan, que acompañan, curan y ayudan a levantarse. Hoy una de las grandes, complejas y esperadas reformas es hacer visible que la Iglesia no son los clérigos, sino el pueblo de Dios con el obispo de Roma, que no es una monarquía vaticana sino un primado colegiado con las conferencias episcopales del mundo en toda su variedad y pluriculturalidad expresada en sínodos y otras formas de gobierno universal. Un gobierno de Roma con menos cardenales y más laicos, hombres y mujeres creyentes y competentes servidores.Benedicto XVI con su renun cia por inspiración interior hizo un extraordinario servicio al dar paso a otros que lo pudieran hacer mejor. Hay mucha santidad en la Curia romana, pero nece sitamos que sean más visibles los signos trascendentes que hizo Jesús. No ayudan los que sólo aspiran a ascender y perpetuarse en los cargos. Necesitamos muchos que, tras ocupar altos cargos ayer, estén hoy en las comunidades al servicio humilde de los pobres, enfermos, presos y desorientados.La...

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