Las raíces de Greivis

Greivis Vásquez visitó ayer la que él llama su cancha, una vetusta instalación deportiva ubicada en La Silsa, en el 23 de Enero en Caracas. Llegó como cuando era un adolescente y vestía la camiseta de los Bravos del 23, el equipo de la populosa parroquia. Al entrar al recinto, donde lo esperaban distintos medios de comunicación para hablar de la remodelación de la cancha por parte de Empresas Polar -marca que lo patrocina-, el basquetero olvidó saludar a uno de los vecinos de la zona y salió para darle un abrazo. Después del emotivo salu do y ya en la cancha, Greivis pidió unos minutos para jugar contra un amigo de la infancia, Moisés Texeira, quien por cierto le ganó el enfrentamiento. Estoy jugando en tacones, dijo Greivis señalando sus zapatos, para callar un poco las burlas, en el buen sentido, que salían desde la calle. Víctor Rojas, uno de sus en trenadores en las categorías menores, aprovechó el momento para contar las anécdotas de ese infante que luego se convirtió en jugador de la NBA. Era muy dócil, un mucha cho muy fácil de manejar. Una vez fuimos a la playa, porque estábamos jugando un campeonato por allá. Les dije a los muchachos para entrenar y ninguno se levantó, querían seguir...

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