Ramón J. Velásquez, el testigo apropiado

Bajo cierta perspectiva, Ramón J. Velás quez: Un país, una vida es un libro a contracorriente. En tiempos donde los autores parecen estar siempre en campaña, en pasarela, en vitrina o en subasta, los dos historiadores a quienes debemos este meticuloso trabajo, Catalina Banko y Ramón González Escorihuela, han escogido colocarse, no en un segundo plano, pero sí en un punto donde el lector olvida por completo su presencia y se abona con todos los sentidos a escuchar leer la voz agraciada y veterana de Ramón José Velásquez. Cuidado: no se trata de que los autores hayan encendido un grabador y dejado hablar a su entrevistado a lo largo de varias sesiones, transcrito sus palabras y entregado el manuscrito a la imprenta. No. Aquí se trata de otra cosa que es justicia destacar: la edición impecable del texto. A Banko y González Escorihuela se debe la viabilidad de la lectura. Su inmejorable fluidez. La doble estructura del recorrido: en la primera parte domina el criterio cronológico; en la segunda parte, secciones temáticas: retratos de grandes figuras del siglo XX; el vínculo de Velásquez con el periodismo no olvidemos que, entre otras co sas, fue director de este diario en dos ocasiones; sus aportes a la institucionalidad venezolana Velásquez posiblemente representa el que podría ser el más importante capítulo de la promoción editorial de la Historia de Venezuela; la cocina de sus propios libros y, lo que no podía faltar, el anecdotario de los hechos que lo condujeron a ser designado Presidente de la República. Por más de seis décadas Ve lásquez ha sido una presencia recurrente en las luchas, en los pliegues y en el ejerci...

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