Ranking

No sé por qué, pero cuando oía hablar de ranking yo pensaba siempre en el boxeo. No porque sea lector de la revista The Ring, simplemente de testo el boxeo y no termino de explicarme cómo se pueda llamar deporte a una apuesta que lleva implícita la desfiguración, cuando menos, del rostro de un ser humano. O algo peor. Pero ahora, y de modo ines perado, la palabra ingresó al lenguaje político. Y aquí estamos, cumpliendo la condena de darle vueltas a la noria, como los viejos bueyes que pisaban el barro e iban y venían, pacientes, hasta que la tierra estaba lista para hacer tejas. A eso llaman noria, y en noria ha devenido la política en Venezuela. No hay escapatoria. Ranking es una voz inglesa que, por la globalización de la lengua que algunos llaman corrupción, ingresó al Dic cionario de la Real Academia Española, donde se define así: Clasificación de mayor a menor, útil para establecer criterios de valoración. En inglés, la palabra viene de rank, o sea, de rango. Posee, por consiguiente, un significado de discriminación. Usted no tiene ranking para medirse conmigo, le dijo el Presidente de la República a la diputada María Corina Machado, y lo reiteró con la cantaleta: Águila no caza moscas. Si no entendí mal, el jefe del Estado quiso decir que hay ciudadanos de primera, de segunda y de tercera. Que en el régimen establecido por la revolución bolivariana hay rangos. El Presidente se colocó por encima de todo el mundo. Según la vara con que se mide, nadie más tiene su ranking. Ni siquiera una representante del pueblo soberano. Cuando ésta, en la hora nona del mensaje, dijo que expropiar es robar, el Presidente interpretó o, así lo dijo, que María Corina le había faltado el respeto, y la cuestión devino en personal, y sobre la representante cayeron rayos y centellas. Aquellas palabras se interpretaron arbitrariamente como una ofensa y no como una cuestión política. Pienso que fue una manera de evadir el fondo del asunto. El Presidente hizo gala de tolerancia, pero pronto aparecieron las amenazas y las incitaciones al castigo por parte de los parlamentarios rojos. ¿Castigar a un diputado por expresar sus opiniones en la Asamblea Nacional? ¿No es una extralimitación extravagante? ¿No fue, acaso, lo que el constituyente de todos los tiempos republicanos tuvo en mente cuando consagró la inmunidad parlamentaria, ese elemental requisito necesario para que, justamente, a ningún poder o personaje, por más ranking que pudiera invocar, impusiera el...

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