Rateros electorales

Bien sabido es que Chávez hizo de las elecciones frecuentes una de las más novedosas formas de vender su dictadura enmascarada. Destruía toda forma de institucionalidad; convertía las fuerzas armadas en una secta a su servicio, ideologizada y muy corrupta; y construía con los métodos más arteros una hegemonía comunicacional que reducía a su mínima posibilidad expresiva cualquier disidencia. Pero había elecciones a granel y, por tanto, debía suponerse que había democracia.Justo es reconocer que esta febril actividad electoral fue en buena parte posible porque los petrodólares llovían a cántaros y porque durante un largo tiempo el teniente, farandulero y demagogo, captó el corazón de millones de venezolanos, como las telenovelas. De manera que eso le hizo pensar que ganaría eternamente las elecciones.Muy confiado en su destino manifiesto instaló un sistema electoral que hasta sus virtudes técnicas tenía y que logró venderse bien, sobre todo a los enceguecidos por el dólar abundoso y fácil, aquí y allá.Pero paralelamente, dado que hay que prevenir siem pre, y hubo más de un susto en el camino, montó una no menos poderosa fábrica de delitos electorales. De ella se hará una larga y prolija historia. Nace con la postergación del referéndum revocatorio de 2004, ejecución maestra de Jorge Rodríguez, la manipulación de firmas de este y la inolvidable lista de Tascón que a lo mejor no era tan de Tascón, el pobre, sino del propio Chávez que instaura solemnemente el mandamiento primero y perenne para todo votante: o sufragas por mí, hijo mío y de Bolívar, o te jodo. Pero sobre todo ahí se instaló un insuperable sistema de incentivos positivos, clientelares, ventajistas, llamados misiones, también para siempre: vota por mí, hijo mío y de Bolívar, y tuyas serán las migajas de la mesa. Esta estrategia electoral fue inventada por el no menos difunto Fidel Castro, según confesión del propio Chávez, y se convirtió en permanente política social del Estado nacional hasta el día de hoy. Todo es to fue importantísimo para el desarrollo de la tragedia que se iniciaba.Esta maquinaria, junto con la formidable del partido gobernante, igualmente subvencionada con los fondos públicos, permitió ganar prácticamente todas las elecciones, salvo aquella...

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