Razón y fe

Al comienzo fueron los instintos, más tarde llegó la razón, y el animal que éra mos entendió que pensar era un privilegio gracias al cual podíamos lograr mucho más de lo que ya se tenía. Los misterios, y la incapacidad para entenderlos y mucho más explicarlos, hicieron que la fantasía, hija predilecta del pen samiento, fabricaran mitos y dioses que aplacaran la angustia ante la necesidad de comprenderlo todo.Poco a poco la imaginación, madre de la libertad, fue domesticada por un grupo de pícaros, que nunca han faltado desde el comienzo de nuestra condición posterior al eslabón perdido. Así fue como surgieron los dogmas, y rígidas normas fabricaron cárceles físicas y metafísicas, aparecieron calabozos e in fiernos, la cicuta y la inquisición, todas ellas actuando en función de la hegemonía del que lograra ponerse a cargo del mando.De manera recurrente, pese a los obstáculos, razón, fantasía y albedrío han buscado el regreso a nuestra condición original para que los sueños nos hagan emprender vuelo.Poetas y matemáticos, fabuladores e historiadores, médicos y artesanos, trastornados irredentos a los que baña la luz del conocimiento, han servido con genuina vocación de servicio a sus prójimos.Pero los credos no se han quedado en paz y persisten en su manía persecutoria. De lo religioso evolucionaron a lo político y de creer en el purgatorio, el limbo, el paraíso, el infierno y el oficiante, se pasó a adorar el partido, la célula, el comité, la seccional y el cargo público. Los ropajes mutaron y los camaleones...

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