Realidad que cuelga el cartel de agotado

En su segunda semana en la cartelera, un documental con imágenes en blanco y negro del gobierno de Marcos Pérez Jiménez, Tiempos de dictadura, aumentó en más de 25% su venta de estradas con respecto a la primera y colgó con frecuencia el cartel de agotado. Ya se puede hablar de fenómeno. La película educa a los venezolanos que ignoran nuestra historia porque no nacieron en democracia: para algo se inventó el documental, escribió el crítico de cine Ricardo Azuaga sobre el filme de Carlos Oteyza. La sala recompensa con risas y aplausos el genio de un largometraje de no ficción, rabiosamente personal y urgente, le secundó su colega Sergio Monsalve. En una era dominada por la animación digital y los superhéroes, el documental luce como el patito feo de los géneros cinematográficos, confinado más bien a las aulas académicas. Sin embargo, Tiempos de dictadu ra fue el sexto filme más visto en los cines de Venezuela durante el último fin de semana de las vacaciones escolares, por encima de Buscando a Nemo 3D, La era del hielo 4 o la comedia Solo en casa. Ya en 2011, Dudamel: el sonido de los niños, del director Alberto Arvelo, atrajo a 58.000 espectadores. La clave de la supervivencia, al parecer, radica en tocar ciertas teclas que movilizan el interés colectivo. El documental, no necesaria mente el político, pone a pensar al espectador sobre sí mismo y sobre su país. Hace que la cartelera sea más diversa y que el público se acostumbre a ver algo más que ficción, agrega a lo escrito por su pluma Azuaga, que entre sus documentales venezolanos favoritos cita a Juan Vicente Gómez y su época 1975 de Manuel de Pedro, La ciudad que nos ve 1966 del cineasta y poeta Jesús Enrique Guédez, Basta 1969...

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