Reclamar o legitimar

Amenudo soy abordado por personas que frente a las adversidades presentes, me increpan con la pregunta: Y nosotros, ¿qué podemos hacer para que las cosas cam bien?, e inmediatamente destacan lo poco que está en sus manos para que los problemas que nos atañen culminen. Es paradójico observar cómo el venezolano, especialmente el que forma parte de los sectores críticos que mantienen contacto con la realidad social, siente en estos tiempos que carece de herramientas de lucha política y de instrumentos idóneos para, en pequeño, trazarse metas de cambio; ello si tomamos en cuenta que una de las principales banderas que ha tenido el régimen ha sido la de incrementar la participación. Es como si el desaliento por la no receptividad de su acción se transmutara, a su vez, en un desaliento por el futuro social del país.Sucede que el Gobierno tiene tres lustros pene trando la voluntad colectiva, queriendo hacernos sentir que él puede encargarse de todo, que lo privado no tiene sentido, que las iniciativas individuales no son ni trascendentes ni importantes, que de lo que se trata es de preservar un bien social cuyo único y principal benefactor es el Ejecutivo. Y, además de haberlo hecho muy mal, se ha autoerigido como nuestro exclusivo hacedor, y empieza a desempolvar la vieja idea de que al Estado no se le puede tratar como a cualquier ciudadano común y corriente, pues él para bien de todos asume las terribles cargas de estar pendiente de nuestra seguridad, educación, vialidad, salud... por lo que es comprensible que empecemos a entender las razones de su justificable irresponsabilidad. Esa tarea ha hecho mella y los venezolanos hemos cedido espacios sustanciales en sectores de la vida ciudadana olvidando que independientemente de las obligaciones que tiene el Estado de atendernos, ellas no excluyen las que, en virtud de la solidaridad y la responsabilidad social, nos corresponde a todos de acuerdo con nuestra capacidad artículo 135 de la Constitución.Llegó la hora de rescatar el reclamo debido como un instrumento de control social, como una especie de mecanismo de salvaguarda de...

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