El recluso de Miraflores

Después de inscribir su candidatura el Presidente quiere demostrarnos que su enfermedad no le impedirá gobernar; muchos chavistas se abstendrían de votar si concluyeran que en realidad estarían escogiendo para gobernar a Diosdado Cabello o a Jaua. Estos cuatro meses procla mará una y otra vez que sigue vivo, que nada ha cambiado a pesar de que todo haya cambiado y de que se ha convertido en una parodia de aquel Chávez que se jactaba de que el cáncer no era nada para él. Vivirá uno, cinco o diez o veinte años si, como él mismo reconoció, olvida su antigua forma de ser. En un primer momento cre yó que la enfermedad no cambiaría su estilo de vida, ahora sabe que está condenado a ser un recluso en Miraflores y recordar con nostalgia la época del Chávez figura mundial. Le queda anunciar que en la lejanía se divisa la tierra prometida, que nos aproximamos a ese maravilloso socialismo de los utópicos; hablarnos de los éxitos de las empresas estatizadas; de que nunca hemos sido tan soberanos e independientes, algo caro a los militares. Nos dibuja un país fantásti co, niega que la persecución a las empresas privadas destruya el empleo. Habla y habla, exagera, en el mejor de los casos, o miente sencillamente, pero pretende realizar una campaña electoral a control remoto. Asombroso. A pesar de su retórica nun ca ha estado tan en peligro la independencia nacional, se ha destruido la soberanía alimentaria, por ejemplo. El eje del desarrollo industrial vene zolano, la CVG, está en ruinas; igual que las plantas cementeras o Agroisleña, y el campo. El buen funcionamiento de los bancos estatales no resiste un análisis contable. Nada de lo hecho en estos 14 años se compara ni de lejos con la creación de la OPEP, la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR