Una melodía para recorrer los rincones más primitivos

Entre el hombre y la naturaleza hay caos, hay ansias. Una lucha entre la vida que se va, como sacrificio, para que otra llegue. Una libertad signada por una composición de transiciones bruscas. Así se concibe La consagración de la primavera, pieza de Ígor Stravinsky que se presentará el fin de semana en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, producida por el Centro Nacional de Danza.Claudia Capriles adaptó la co reografía de la obra, cuya música será ejecutada por la Orquesta Filarmónica Nacional de Venezuela, dirigida por Luis Miguel González.En una Rusia pagana, una jo ven danzará hasta morir en un rito de fertilidad. Ese es el argumento principal del ballet en dos actos: Adoración a la Tierra y El sacrifi cio.Es una obra que rompió es quemas y todavía hoy es muy moderna. Además, contiene un tema muy asociado al concepto de la renuncia como un camino elegido. Llama muchísimo a la libertad desde el punto de vista del movimiento, señala la coreógrafa.Los bailarines han ensayado desde julio. Durante los procesos de investigación e improvisación, Capriles ha trabajado con ellos la idea de llevar las imágenes musicales a lo físico a través de la abstracción: Se explora el cuerpo, la columna vertebral, el abdomen bajo; esos movimientos que provienen de los sitios más recónditos, primitivos, instintivos. Traté de conectar esa estructura atonal, de ritmos irregulares que producen una tensión continua, con una coreografía que refl ejara esa pulsión de vida...

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