La rectificación de Jamaica

C uando está a punto de escribir la Carta de Jamaica, Bolívar ya es la figura primordial de la Independencia de Venezuela, pero la Independencia sigue sin existir. Él mismo ha trabajado en su derrumbe a través de la redacción de sus primeros documentos de trascendencia: el Manifiesto de Cartagena 1812 y la Proclama de Guerra a Muerte 1813. El primer texto irrumpe contra la legalidad propuesta por los aristócratas cuando declaran la separación de España, un paso que, según el autor, concluye en repúblicas aéreas que deben tocar tierra antes de perderse en un firmamento inaccesible. El segundo propone una manera inclemente de aterrizar, mediante un holocausto de españoles y canarios que debe ofrecer consistencia a la revolución.Los papeles son el fundamen to de una dictadura personal, que fracasa estrepitosamente ante el fuelle de los ejércitos dirigidos sin contemplaciones por Monteverde y Boves con evidente apoyo popular.De allí la necesidad de una rectificación, de una búsqueda perentoria de soluciones que detenga el ímpetu de la monarquía triunfante de nuevo; pero que, a la vez, permita la resurrección de quien es para entonces lo más parecido a un cadáver político.Tal es el propósito de la célebre misiva que firma en Kingston, el 6 de septiembre de 1815.Del abismo a la vida. El fir mante de la Carta es un exiliado sin poder, sin dinero y sin buena reputación. No solo lo han expulsado de Venezuela las fuerzas realistas, sino también muchos capitanes republicanos que lo critican por una autocracia inoperante y caprichosa. Pese a que en breve levanta cabeza en la Nueva Granada, un conjunto importante de oficiales de la región se niega a trabajar bajo su mando y lo obliga a abandonar el territorio. Yo no tengo un duro, ya he vendido la poca plata que traje, escribe cuando inicia el destino incierto del Caribe inglés.Un peso mayor lo agobia, sin embargo: las noticias que han circulado en las posesiones extranjeras del vecindario sobre la matanza de españoles presos y enfermos en La Guaira, que ordenó en febrero de 1814. La disposición condujo a un resultado espeluznante: ochocientos enemigos decapitados en el lapso de dos días, sobre cuyo sacrificio circularon detalles capaces de provocar consternación en las colonias británicas.¿Va a permitir que lo derrote una realidad de la cual es responsable en buena parte? Las letras de Jamaica son un prodigio en materia de supervivencia, la primera gran exhibición de las cualidades políticas que lo...

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