Una antología recuerda a Rubén Núñez

Atrapar el movimiento, la luz y el color fue el objetivo que persiguió durante más de seis décadas el artista Rubén Núñez, cuya obra, proyectada siempre hacia un futuro utópico, se exhibe en una muestra antológica que lleva su nombre.Holografías, piezas en vidrio, gráficas, collages, pinturas y dibujos integran el conjunto de piezas que alberga la Sala TAC, con la curaduría de Bélgica Rodríguez. El origen de la selección es el conjunto de obras que se agruparon en una muestra efectuada en el Gabinete del Dibujo y de la Estampa de Valencia hace dos años.Fue la última individual que se le dedicó en vida al artista, fallecido en enero de 2012.Núñez exploró muchos me dios diversos, fue un gran explorador y un inventor. Sin embargo, mantuvo una gran coherencia en toda su obra plástica. Siempre se preocupaba por cosas que a veces le hacían abandonar su propia obra para ir en pos de sus sueños utópicos como fue el Museo de Arte y Tecnología, que siempre lo obsesionó. Ese fue su gran proyecto. Además, fue un gran diseñador industrial, lo que lo llevó a crear el taller Araya, donde trabajaba el vidrio, asegura Rodríguez.La diversidad de la obra obli gó a los organizadores a proponer una museografía basada en familias cromáticas y no en formatos o técnicas. Especialmente atractivos son las obras holocinéticas, basadas en hologramas que crean ilusión de movimiento y profundidad.Son piezas que no se tocan, pero se sienten y perciben, indica Rodríguez.En Núñez, lo fundamental, en coherencia visual y propuesta plástica, ha sido la relación entre la función y la es tructura del objeto creado a partir del movimiento virtual como centro de acción proyectado desde el interior de la obra hologramas y por el...

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