Recuerdos reaniman un circo en decadencia

El mistral es un viento seco, violento, angustioso. Sus brazos fríos alborotan la atmósfera y tras su visita las personas no son las mismas. Es también un personaje más en la historia que tiene como escenario un circo en decadencia.En él un grupo de seres, entre bailes y recuerdos, hablan de la vida y la cultura.La pieza musical, creada y dirigida por Miguel Issa y escenificada por la compañía Dramo hace una década, regresó a las tablas. Hoy y mañana se presentará en el Teatro Nacional, luego de haber ofrecido dos funciones en el Teatro Principal de Caracas.La idea de llevar a escena el montaje de El mistral surgió luego de un período de estudios en Francia, recuerda Issa. Haber estado en París me permitió vivir en una ciudad que tiene las cuatro estaciones, cosa que para mí fue sumamente atractivo y lo disfruté. Ser espectador de una cotidianidad tan distinta, de cómo el comportamiento de la gente cambiaba con la luz, con el frío, el calor, me quedó en el imaginario. Cuando regresé comencé a trabajar sobre improvisaciones, sensaciones mías y de los bailarines. El deseo de volver a llevar la pieza a la escena surgió de ellos mismos. Ha sido un gran reencuentro. Ellos entregan el alma, la vida; dice sobre una obra que, asegura, permanece igual a la que se estrenó en 2003 y para la que se han reforzado las interpretaciones.En una combinación de ópe ra, danza y teatro, los seres se reúnen en un espacio que ha sido sepultado por el olvido.El mistral aparece como un personaje travesti y los reactiva. Inicia, entonces, un viaje como dibujado por postales: los lugares se convierten en...

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