Un regalo de colores para los niños que se portan bien

Si se hubiera animado en Venezuela, La leyenda de los guar dianes incorporaría al Niño Je sús, Baltasar, Melchor, Gaspar, el ratón Pérez, la cucarachita Martínez y la pulga y el piojo de Serenata Guayanesa. La película, que es como Los ven gadores de los benefactores en los que debe tener fe un niño que se porta bien, incluye a un san Nicolás armado con sables y bastante rudo que nunca se identifica abiertamente como tal, una Campanita sometida a una reforma de tunning que cau tiva tanto la imaginación como las hadas del famoso fraude fotográfico de Cottingley de 1920, el conejo de los huevos de Pascua y otros mitos nórdicos mucho más remotos para un latinoamericano y que obligan a buscar en la Wikipedia, como Jack Frost y el silente Hombre de Arena. Por supuesto, deben superar las desconfianzas y los egos subidos y encontrar la fuerza en la unión para derrotar a un desalmado que quiere expropiar las fantasías de los pequeños. La historia es lo de menos. En La leyenda de los guardianes, inspirada en la serie de libros Los guardia nes de la infancia del escritor y cineasta de animación Wi lliam Joyce, se intuye la sombra protectora del mexicano Guillermo del Toro, realizador de El laberinto del fauno y productor ejecutivo del filme. Con su riqueza de detalles deslumbrantes en el universo articular de cada personaje y sus figuras angulosas, la película de Peter Ramsey veterano artista de las versiones dibujadas de guiones en Hollywood, debutante como director establece visualmente un territorio muy propio en una industria de la animación digital que con frecuencia, lamentablemente, tiende a...

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