Para remar a buen puerto

El último artículo del año invita a hacer balances y ejercicios de anticipación. El mirar atrás y adelante se produce desde el siempre confuso temporal de estos días de pausa y apuro, holgura y aprietos, esperanzas y temores. Y en medio del torbellino, un par de certezas sobre el tránsito a 2012: la enorme influencia que sobre nuestras vidas tiene el destino político del país, pero también la que nos corresponde ejercer sobre ese destino como remeros en el mismo barco. En el intento de encontrar desde lo público algu nas claves que nos ayuden a perfilar mejor lo uno y lo otro, quizá sean de utilidad dos conjuntos de impresiones del año que está por terminar. De un lado, quedan grabados el apoyo incon dicional del Gobierno venezolano a Muamar Gadafi en medio de la masacre; la selectiva y pobre aceptación de las recomendaciones que resultaron del Examen Periódico Universal de derechos humanos en la Organización de las Naciones Unidas; los empeños de la petrodiplomacia por hacer de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños una organización alternativa y beligerante, sin ataduras con valores democráticos sustantivos; las negociaciones económicas Âcomo las desarrolladas con Colombia o con China en las que el Gobierno venezolano es el gran importador de bienes y servicios al disponer para ello de recursos del petróleo, en presente y futuro; no menos importante, el comandante-presidentecandidato enfermo que arrecia la descalificación, el irrespeto y las agresiones contra, al menos, la mitad del país, al que define como enemigo de su gobierno y proyecto. Hemos visto también, por otro lado, la soledad de la posición gubernamental venezolana en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU cuando se acordó excluir a Libia; la...

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