La responsabilidad del caricaturista

Ya les digo que el tema de hoy lo teníamos pendiente desde cuando dos estudiantes del sexto semestre de Comunicación Social se mostraron interesados en saber hasta dónde la caricatura periodística tiene amarras en la ética del oficio y cuáles son los límites o los condicionantes de quienes ejercen esa modalidad. La cosa es mucho más com plicada de lo que pudiera parecer y sobre la caricatura periodística o política, como también la llaman, se han escrito amplios y numerosos trabajos, algunos de ellos verdaderas investigaciones de fondo. Habría que decir que este tipo de caricatura entra en el mundo de los géneros de opinión y como tal requiere de una dosis necesaria de libertad. Entiende uno que esa liber tad está acotada por la verdad, por el apego a los hechos, de forma tal que el caricaturista tendrá que respetar lo que en general el periodismo, aunque se trate de un género de opinión, debe respetar. Obviamente que tendrá por delante un trabajo delicado y exigente, como es sintetizar e interpretar con el humor y la agudeza de por medio, esas realidades, para convertirlas en punto de atención y de generación de opiniones por quienes ven, leen o miran sus trazos. Cree uno que nadie puede dudar de la capacidad y el ojo clínico, por ejemplo, de Pedro León Zapata a la hora de interpretar una realidad y proponer una lectura -o una mirada, mejor-. El resultado suele ser de impacto y proporción en la opinión pública que, por cierto, es una expresión poco exacta en estos tiempos que corren. Ese impacto y esa capaci dad de explicar, con humor y cacumen produce opiniones, juicios, referencias y entendimiento sobre temas...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR