El retorno de Dead Can Dance

Cuando los australianos Lisa Gerrard y Brendan Perry decidieron formar la agrupación Dead Can Dance nunca imaginaron que se convertiría en la más influyente banda de darkwave de los años ochenta y noventa. Sin em bargo, la música de DCD siempre fue mucho más que etiquetas. Ahora, 16 años después de su último trabajo en estudio, regresan con Anastasis 2012, un dis co con el que no pretenden reinventarse pero sí retomar el camino que habían dejado inconcluso. Retornan también Âluego del breve intento de 2005Â los maravillosos conciertos, que son una experiencia cósmica y espiritual única. Suramérica se dispone a recibirlos, ojalá Caracas no quede afuera. Gerrard y Perry decidieron emigrar a Londres en 1981, tratando de encontrar un lugar más receptivo para sus ideas musicales. Dos años después son firmados por el sello independiente 4AD, bajo cuyo tutelaje brillaron Cocteau Twins, This Mortal Coil y otras propuestas que ayudaron a definir el sonido más etéreo dream pop de la década de los ochenta, siendo Dead Can Dance la banda de mayor repercusión mundial en toda la historia del sello. El homónimo primer disco del dúo se edita en 1984, cargado de referencias al sonido dark de aquellos años, pero con la primeras muestras del especial talento que desplegarían años después. Con el álbum Spleen and Ideal 1985 apa rece la verdadera esencia, aunque el primer gran salto hacia la definitiva consagración ocurre con Within the Realm of a Dying Sun 1987, una sorprendente mezcla de neoclasicismo, música litúrgica y medieval, bajo una singular óptica pop. Apenas un año después lanzan una nueva obra maestra, The Serpent?s Egg 1988, extensión lógica del álbum anterior. Con aquel trabajo, la propuesta de DCD se extiende por todo el planeta, mientras las ventas comienzan a...

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