«Hay que revisar el papel de los salones de arte»

Alberto Asprino muestra un rectángulo dorado sobre un fondo anaranjado. No se trata de una obra de arte, sino de una especie de amuleto, de ritual. Esto lo usan los chinos para pedir deseos, porque ellos no usan velas sino papeles que queman. Lo hacen para dar gracias, para celebrar, para ofrendar a los muertos. Uno escribe los deseos, dobla el papel y lo enciende. Son cientos y toneladas de papel que queman a diario. La anécdota da pie para conversar sobre las obras de arte que han sido destruidas por el fuego, o de la tentación que tienen algunos incluso los propios artistas de destruir creaciones por motivos fútiles. Asprino comparte este año la curaduría del Salón Jóvenes con FIA, que llega a su decimoquinta edición. La mayoría de ellas se han llevado a cabo durante el gobierno de Hugo Chávez. --¿Le ha provocado alguna vez quemar una obra de arte? --Muchas. Hay un museo en España que no tenía presupuesto y decidieron quemar obras como una manera de llamar la atención, de provocar y de sensibilizar a la gente ante esa necesidad que estaba sufriendo la institución. Decir que hay que quemar las obras mal planteadas es lo que uno a veces quisiera responder cuando se está en la difícil tarea de seleccionar a los participantes de un salón, pero más que destruir una obra yo atacaría en el sentido metafórico, por supuesto a los jurados, la piedra angular de las selecciones, sean buenas o malas. --Son 15 ediciones de Jóvenes con FIA. ¿Cuál es el balance del salón hasta ahora? --Si uno compara el salón de arte con la edad del ser humano, se supone que los 15 años son de apertura, de salir al ruedo, de fortalecer los deseos genuinos y espontáneos de querer ser. Creo que Jóvenes con FIA ha tenido un propósito de querer ser en el sentido de aportar a la trayectoria del arte venezolano, y muy específicamente a la necesidad de mirarnos hoy. Es una mirada joven, fresca, puntual, pero muy determinante de lo que somos. --¿Jóvenes con FIA logra llenar el vacío que dejó el Salón Pirelli? --Cuando se aspira a llenar vacíos se corre el riesgo de perderse en lo que otro dejó o no hizo. Creo que el Pirelli surgió en un momento muy puntual de revisión de lo que estaba pasando en la escena del arte joven, que apenas estaba aflorando, como también los salones que auspició el Museo de Arte Contemporáneo. Todos los jóvenes encontraban un espacio en el museo para mirarse. Creo que hay la necesidad de reno var y refrescar la escena, pero partiendo de los referentes...

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