La revolución irrumpe en la soledad del hombre

Afuera no pasa nada. Adentro, en medio de la decadencia Âque está a la vez en todos ladosÂ, dos personajes se enfrentan y se necesitan. En medio de insultos, y con cuatro maniquíes como testigos, dos homosexuales se exigen que pase algo en sus vidas. La revolución, pieza teatral escrita por Isaac Chocrón en 1971, vuelve a los escenarios dirigida por Armando Gota. La obra se presentará desde mañana hasta diciembre, protagonizada por Gustavo Rodríguez y Alejandro Corona. El día del estreno se bautizará el libro de Leonardo Azparren Giménez La vida requisada, sobre las obras Chocrón. Creo que es la pieza más im portante del dramaturgo. Es una historia que no pierde vigencia, tiene muchas reminiscencias del pasado, presente y futuro. Conserva un gran artilugio representado en dos actuaciones opuestas que llegan al paroxismo. Su trascendencia radica en esa decadencia de los personajes, su relación amorodio, su forma de ver el mundo, afirma Gota. En una sala de teatro se en cuentran Gabriel y Eloy. El primero Âtambién Gaby, Miss Susy o Madame Chang habla de una urgente necesidad de que nos volvamos pensantes, de que el espectador se haga preguntas. Son siempre preferibles a las respuestas, afirma. Es desfachatado, sórdido, provocador. A su lado, Eloy, un ser opaco, casi insignificante, le hace la contrapartida. Ambos conversan sobre el pasado, sobre la revolución que ocurre afuera ¡No podemos olvidar La Habana!, exclama GabrielÂ, la lástima, que es como una culebra de alambres, y de la apoplejía que se nos viene encima...

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