Los reyes de la colina

La Copa Sudameri-cana sigue sin ser apreciada en su justa dimensión por el estamento futbolero nacional. Para muchos, es un torneo incómodo, que este año además comenzó en plena pretemporada, que agarra a los equipos en plena fase de preparación y sin ganas de trascender, no tanto para jugadores o técnicos, quienes ven en el prestigio de escalar en un escenario continental una oportunidad para alzar vuelo; como para directivos, que desean evitar los gastos de tantos viajes largos y estancias fuera del país que encarecen los a veces depauperados presupuestos de los participantes. Mientras en Ecuador, sus cuatro clasificados ingresaron a las instancias finales octavos de la Sudamericana, en Venezuela seguimos viendo como el torneo continental es una cuesta inalcanzable, donde se percibe casi como una gesta heroica que Mineros, único representante de cuatro que quedó en la segunda roda, empatara a dos contra Cerro Porteño antes de caer vapuleado en suelo paraguayo el miércoles pasado. Monagas y Táchira ingresaron a la Copa por la vía del playoff que se disputa al final de la temporada. El torneíllo se ha convertido en una puerta de acceso para rivales que durante el campeonato pasado tuvieron un rendimiento poco aceptable, y que al final con hacer cuatro buenos partidos ingresan dejando en el camino a quienes durante el año anterior fueron más regulares. Así, Zulia y Petare pese a su nefasto Clausura quinto y sexto del torneo pasado, quedaron en el camino para darle paso a los equipos que quedaron en los lugares 11 Monagas y 12 Táchira. Si bien es mérito jugar cuatro buenos partidos donde realmente cuenta, la continuidad debería tener un premio mayor. Aunque tal vez, hubiese dado lo mismo que llegaran otros dos, los...

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