Red de Apoyo: Sería más riesgoso que Patria Segura subiera a los cerros

En la coordinación general de la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz se exhibe un afiche del nuevo rostro del Libertador Simón Bolívar. Es una oficina pequeña que ha sido ocupada por la ex secretaria de la Comisión Nacional para la Reforma Policial Conarepol y rectora de la Universidad Experimental de la Seguridad, Soraya el Achkar, así como por Pablo Fernández, el primer presidente de la Comisión Presidencial para el Desarme. La Red de Apoyo es una organización no gubernamental que destaca por su trayectoria de 28 años de acompañamiento a las víctimas de abusos policiales y militares.Laura Roldán y Alfredo Ruiz, que ahora están al frente de la ONG, consideran que no son suficientes las justificaciones y reportes ofrecidos por el ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, sobre la concepción y ejecución del plan Patria Segura y advierten que la presencia de militares en las calles no es la mejor solución para combatir el auge de la criminalidad en Venezuela. Por el contrario, alertan sobre el riesgo de que se repitan tragedias como la ocurrida en Falcón, donde diez guardias nacionales asesinaron a madre e hija e hirieron gravemente a otra menor de edad por un exceso injustificable en el uso de armas de guerra.Funestos precedentes. Ruiz re cuerda que abundan los casos de intervención de militares en labores de seguridad ciudadana con desenlaces fatales: los desafueros cometidos durante la suspensión de garantías por los sucesos de febrero y marzo de 1989, las detenciones arbitrarias, torturas y ejecuciones por la implementación de Teatros de Operaciones en los estados fronterizos, el asesinato del adolescente Daniel Neira en el Alto Apure...El activista admite que el plan Patria Segura implica ma yores riesgos, pues la decisión gubernamental no obedece a una situación focalizada en algún lugar del país y se pretende apostar a militares en todo el territorio nacional.No están en la primera línea de combate. Hasta el presente se ha limitado a establecer algunos puntos de control en las principales calles y avenidas, y los militares no han incursiona do en los lugares más neurálgicos; vamos a decir, en la punta del cerro, dice Ruiz.Y considera preferible que los guardias nacionales no tomen los barrios: Imaginemos a un grupo de militares con armas de alto calibre metidos en los intrincados callejones de cualquier cerro de Caracas.Al primer disparo en su contra no dudarán en responder con la mayor contundencia...

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