Río Caribe y sus bellezas aledañas

Asumo mi amor desbarrancado por Paria. Tan goloso e irracional como el que tengo por el chocolate. Hace unos días me contaba una amiga de Pilates que había pasado las navidades por allá junto a una hermana casada con un noruego, sus hijos y sobrinos. Amó las playas, el bosque, las posadas, las comidas y la gente. El vikingo como le dice al cuñado vivía de asombro en estupor, emocionado con la luz, el clima, las calles, los olores. La plenitud se le instaló en cuerpo y alma y se la llevó hasta su terruño para aliviar el frío invernal. Toda la visita quiere regresar sin importar la distancia o la precariedad de algunos servicios. Quienes se mudan suelen quedarse para siempre. Wilfried Merle y Klaus Muller salieron de Alemania hace 50 años y ahora son parianos. Es normal ver a Juan Sará el mismo de La Noticia corriendo desde Río Caribe hasta El Morro de Puerto Santo. Tamara Rodríguez la excelsa cocinera de los sabores parianos y esposa del periodista hace felices a los comensales de Venezuela y el mundo, pero siempre regresa a su hogar en la calle principal de Río Caribe. La última Miss Venezuela y casi Miss Universo Irene Esser se crió entre playas y bosques de Paria, arrullada con el aroma de cacao de la finca de sus abuelos y luego de su madre. Los oriundos y los asimilados coinciden en convencer al mundo de visitarlos en Paria. Se quedan en sus posadas, restauran casas viejas, abren restaurantes o un Museo del Cacao. El Morro y Río Caribe. En la ruta de Carúpano a Río Caribe hay que detenerse a ver El Morro de Puerto Santo desde lo alto. Siempre dije que tenía mejor lejos que cerca, pero sus habitantes están empeñados en embellecer su pueblo, limpiar las calles y convencer a la visita de disfrutar su playa. Una señora nos contaba que pueden llevar a los viajeros hasta unas playitas solitarias que quedan muy cerca donde se puede hasta acampar o comerse un buen sancocho preparado por ella. Sólo hay que bajarse, caminar hasta la costa o acercarse al centro comunal e indagar. Río Caribe es el gran pueblo de Paria, el centro desde donde salen todos los caminos. Entendieron que conservar su arquitectura es un valor importante. Son bellas las casitas de colores, los techos de tejas, las aceras altas, la plaza con su piso de Patricia Van Dalen y el malecón para caminar junto al mar por las tardes. En las mañanas me fascina el mercadito que se arma frente al mar. Consiguen frutas y verduras de los conucos, empanadas, arepas y pescado muy fresco...

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