Rodilla en tierra, rosario y mucho bilongo

El autócrata, a diferencia de otros mandatarios chiflados que han traspasado con éxito y por mucho tiempo las barreras de la institucionalidad, no se hizo frenético, delirante y vesánico en el poder, empezó a fundir tapones desde aquella visita al samán de Güere, con otros chalados que ni tapones tenían si acaso fusibles, y cuando llegó a Miraflores lo primero que hizo fue buscar su ubicación entre las fuentes eternas de poder motivo de numerosas intervenciones por televisión, su Olimpo: ¡Arriba de todo Dios, luego viene el pueblo y después vengo yo!, decía, seguramente convencido de que Dios no es tan omnipresente como suele creerse ni tan vigilante como aseguran sus iglesias; y en cuanto al pueblo, bueno, siempre anda apaleado, en democracia representativa, en dictadura sin voz ni voto o en totalitarismo participativo, aunque siempre que se actúe en nombre de... Sobre la tierra la palma sobre la palma los cielos, sobre mi caballo yo y sobre yo mi sombrero. Poco a poco se fue dejando de pendejadas hasta asumir, sin ningún recato nunca lo ha tenido, reencarnaciones como la de Simón Bolívar y también la de Fidel que, en vida, decidió mudarse de cuerpo mal gusto pero buen tino, y, más recientemente, la condición de bienaventurado, venerable, santurrón hay que ver la cara de beato que exhibe...

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