De Rosales a Capriles

Siempre se ha dicho que las elecciones presidenciales arrastran a las locales, ojala que esta vez se rompa esa regla, buenos amigos dicen que la oposición ganará hasta 10 gobernaciones, otros dicen lo contrario. En estas elecciones pesará mucho la maquinaria pero los chavistas después que los lleven a los centros electorales votarán por quien les de la gana. A los políticos les toca ponerse de pie y a la clase media votar, si no es así ocurrirá una catástrofe. El gobierno se esmerará en ganar Miranda para librarse de un candidato presidencial. Después de 14 años el porcen taje electoral de Chávez no disminuye, lo que para nosotros es un mal gobierno no lo es para el país. EL desastre de Amuay aumentó la popularidad de Chávez. Mientras denunciábamos los escapes de gas el Presidente con sus ministros se disfrazó de salvador de los pobres. Amuay no le costó un voto. En una campaña más breve, sin el aval de unas primarias, en el 2006 Rosales no organizó grandes actos, y parte de la oposición no votó. Rosales había sido selecciona do a través de encuestas aceptadas por los tres precandidatos, Rosales, Borges y Teodoro. Lo acusaban de traidor, provocó indignación que reconociera su derrota, pero legitimó la participación electoral: sin Rosales no hay Capriles seis años más tarde. No son comparables los resul tados del 2006 con los del 2012, ni éstos con las elecciones legislativas. El que quiera caerse a mentiras despertará cuando el techo le caiga encima. Se acabó el cuento del vo to oculto. Algunos acusan los electores de brutos, vendidos, arrastrados, no recuerdan que hasta en los Estados Unidos, o en Singapur, los intereses materiales influyen en el voto. No parece conveniente ma nifestar tal desprecio por los votantes. Por ahora es ineludible un debate...

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