Rubin Kazán sacó un empate a la fuerza

La imagen más clara del tono físico y rudo que tuvo el duelo de ayer entre Rubín Kazan y Levante, por los octavos de final de la Europa League en el estadio Ciudad de Valencia, la puso Sergio Ballesteros. El jugador valenciano, conocido ampliamente por su prontuario de rudeza y jugadas poco limpias, saltó a quejarse con el árbitro francés Antony Gautier.Haciendo con sus manos un cinco y un tres, se podía leer en sus labios como el objeto de su molestia, eran las ocho infracciones que según él había cometido Salomón Rondón sobre su persona durante todo el partido.El caraqueño, que jugó du rante 85 minutos, tuvo un partido intenso y muy disputado.De mucho roce físico y de pocas ocasiones. Sólo tuvo tres intentos al arco rival, los más peligrosos de su equipo en todo el compromiso.Dos llegaron en la primera mitad, con un remate desviado y otro que contuvo el guardameta levantino, y otra que pudo cambiar el rostro...

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