El rumor de lo humano

Lo que sigue no es un análisis de las bondades o aciertos téc nicos de la película El ru mor de las piedras. Es, más bien, un comentario, desde la reflexión y los sentimientos, sobre la historia de este filme y los personajes que la desarrollan; sobre su verosimilitud, su honestidad y su potencia para generar frustración, dolor, empatía, rechazo y, finalmente, solidaridad y confianza en las capacidades del ser humano. Delia, sus hijos menores William y Santiago, y su madre, en vías de perder la visión, son sobrevivientes del deslave del estado Vargas de 1999, evento que no sólo les privó de su propiedad, sino de la vida de la pequeña hija de Delia son estremecedoras las escenas de esta pérdida, como perturbadoras las del Vargas actual, a más de una década del deslave. Decidida a no perder a sus hijos sobrevivientes, Delia se esfuerza tenazmente como trabajadora en una procesadora de pollos y con la venta de comida casera para ayudar a su familia; con gran sacrificio ahorra para soñar con una vida fuera de un barrio de Caracas en el que han tenido que refugiarse. Pero no por desprecio hacia esa comunidad y su gente, sino por la inseguridad, el peligro para sus hijos, la precariedad y la falta de servicios básicos a las que están sometidos. Ahora bien, lo que sorpren de y conmueve de esta historia es que a pesar de la fatalidad la muerte por la tragedia o por la crueldad humana, las adversas circunstancias que enfrentan sus protagonistas inseguridad frente al delito, abandono paternal, empleo empobrecedor o desempleo, corrupción de una administración clientelar encarnada en el fauno, la apuesta por el estudio en medio de la escasez y la violencia y las malas decisiones que toman debido a la desesperación o la ira el regaño visceral a Santiago, la apuesta por una ayudita para conseguir vivienda o la negativa a complacer el deseo de ver una vez más el mar, El rumor de las peidras no busca justificar o acariciar tal estado de cosas, no se conforma con describir la vida en el barrio como un agregado de penurias. Tampoco aspira a generar lástima en el espectador hacia el infortunio de quienes tendrían un miserable destino escrito, irreversible, al margen de sus capacidades e ilusiones. Estos personajes, presenta dos con honestidad en su in dividualidad, ceden a la pre sión de un entorno hostil el que padecen quienes viven sin estado de derecho, pero también, gracias a sus sentimientos morales y a la solidaridad de la amistad sincera que les brinda...

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