desde la ruta

Este ha sido un camino lleno de contradicciones. La caravana ha atravesado paisajes maravillosos, pero con vías de acceso bochornosas. Los pueblos más pequeños, esos que uno nunca se ha tomado la molestia de ver si están marcados en un mapa, han protagonizado las bienvenidas más coloridas a los ciclistas, mientras que en las grandes ciudades el paso del pelotón habría pasado casi inadvertido si no fuera por la congestión en el tránsito.Las localidades más recónditas han detenido sus actividades para esperar el paso de los competidores -y hasta hacen festejos mientras aguardan y en otras, más conocidas, un empleado de un negocio situado a 20 metros de la línea de partida desconocía el evento que paralizaba el tránsito alrededor. Se escuchan historias tristes de ciclistas muertos, desfigurados o incapacitados por accidentes y descuidos, al tiempo que otros relatos muestran a héroes felices, capaces de proezas que los llenan de gloria. Por ejemplo, el ganador de la etapa del lunes, Víctor Moreno, que se fugó solo...

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